miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un trago de buena fe

Comenzar el nuevo año con pié derecho se ha ido convirtiendo en un intrincado acorde de tradiciones, rituales, propósitos, resoluciones, hechizos, limpias y quien sabe que más creativos recursos nos inventamos para ahorrarnos el esfuerzo de hacer de esta renovación un renacimiento.
Todo lo posible e imaginable está a nuestra disposición con un solo clic del mouse para ofrecernos información detallada o económica de las diferentes ofertas que encontramos a nivel global; por un poco menos de trescientos dólares puedes acceder a un ritual de cuatro días para garantizar que el próximo año llegue colmado de prosperidad y bienestar. Como esta aparecen innumerables alternativas esotéricas, místicas, holísticas y exóticas a las que recurríamos sin darnos cuenta de que si bien la energía existe y puede ser manipulada, el poder no está en los amuletos, las velas, los baños, el incienso, los mantras ni en ningún otro lado que en la palabra decretada por nuestra propia mente.
Por ejemplo en Japón el Oshogatsu (año nuevo) comienza el 31 de Diciembre a medianoche cuando los templos budistas golpean su Gong 108 veces en un esfuerzo por expulsar las 108 debilidades humanas. El año nuevo es un tiempo de reflexión, crecimiento y meditación en el cual deberíamos concentrarnos en limpiar nuestros espacios físicos y mentales para poder dejar atrás los problemas y preocupaciones del año que termina perdonando malos entendidos y enmendando ofensas como lo propone la tradición japonesa del Bonenkai (fiesta-de-olvidar-el-año). Algo parecido se hace en Holanda donde queman los árboles de navidad como símbolo de dejar ir lo viejo y recibir al futuro.
Las resoluciones de año nuevo no deberían ser una excusa para deprimirme en marzo, sino una verdadera revolución interna, para que nuestra vida realmente cambie debemos tomar la decisión de modificar nuestros hábitos, trastocar nuestras costumbres, replantear nuestros objetivos y poner en duda nuestras certezas. No sirve de nada ponernos a dieta un par de días para luego tirar la toalla al primer inconveniente, es algo así como recalentar toda la materia estudiada en el curso para pasar el año en septiembre y luego volver a clases con la seguridad de que puedes pasarte la vida de agache sin que exista ninguna consecuencia real de nuestras incoherencias.
Les propongo dejar hacer un arte del amargarnos la vida y comenzar a tomar acciones concretas en función de encontrar nuestros propios sentidos y tomar el control de nuestras vidas.
1. Sigue tu dicha (Joseph Campbell): Cierra los ojos y recuerda la última vez que fuiste dichoso, no solamente feliz sino completamente dichoso y sabrás hacia dónde dirigirte. ¡Es tu vida! Y no tienes porque amargártela, escoge personas, situaciones y elementos que aporten a ese sentido de bien-estar y procura apartar de ti las situaciones que te hacen sentir miserable, insuficiente, incapaz o impotente. Este es tu mundo y puedes cerrar la puerta a todas las cosas que te hacen daño.
2. Ponte metas económicas: Haz un plan económico que especifique cuanto vas a producir en función de cuanto quieres gastar. Potencia tus capacidades y busca opciones para aumentar tus ingresos, controla tus gastos y diseña un presupuesto que incluya un fondo de ahorro y otro de diversión, tu esfuerzo es importante y no puedes malgastar el fruto de tu trabajo en adquisiciones impulsivas o superfluas. Si revisas tus gastos todos los días vas a poder mejorar tu cash-flow y podrás darte esos pequeños lujos que todos nos merecemos por habernos sacado la mugre todos los días.
3. Pasa tiempo con tu familia: Todas las esferas de tu vida son importantes y el trabajo no lo es todo. Date tiempo para compartir con las personas que amas y que son el alma de tu vida.
4. Haz lo que te gusta: Fíjate pequeñas metas que puedas cumplir cada día, así podrás sentir que tu autoestima crece de manera permanente, recuerda que Roma no se construyó en un día y que lo importante es que sigas avanzando paso a paso hacia tu auto-realización. Recuerda que la clave del éxito es disfrutar de lo que haces, encuentra un trabajo que te motive tanto que lo harías aun si no dependieras de tu salario, entonces tu trabajo se convertirá en una labor de amor y podrás potenciar al máximo tus capacidades simplemente porque lo que haces te inspira, te mueve y te motiva al punto de ser razón suficiente para levantarse todos los días.
5. Nunca te traiciones: Lo peor que nos puede pasar en la vida es ser ajenos a nosotros mismos, sobrevivir en la mediocridad de ser en función de los otros, de a definición de miseria es el infierno de extrañarte. Recuerda que la persona más importante de tu vida, eres tú y comienza este año como contemporáneo de ti mismo, deja ir el paso y no te preocupes por el futuro, ocúpate de tu presente y constrúyete un mundo del tamaño de tus sueños. Brinda por la vida y levanta tu copa para darte cada día un trago de buena fe.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La Navidad es un compromiso sin tiempo

Noche de paz…Esa sencilla frase encierra la respuesta a una de las preguntas más importantes de nuestra era; ¿Qué es la Navidad?
Muchos piensan que Navidad es un sinónimo de compras, regalos, agasajos, fiestas e incluso uno que otro exceso. Hemos pasado de un ritual sagrado a un evento corporativo planificado por especialistas del entretenimiento. ¿Será en verdad que de ahora en adelante la Navidad está sentenciada a ser uno más de los incidentes sociales donde podemos dar rienda suelta a nuestro insaciable apetito de acumulación y glotonería?… Si esto llegara a suceder, sería realmente una gran pérdida. Hubo un tiempo en que la Navidad significaba mucho más, algo completamente diferente a la vorágine publicitaria que amenaza con tragarse todo resto de tradición familiar que quede de esta fecha.
Pero recordemos de dónde viene la Navidad y como fue esa primera Noche Buena en que Dios nos dio la más valiosa lección de paternidad. Para mí, Navidad es el compromiso del Padre más grande y perfecto del universo, esa demostración sin precedente mediante la cual, en una sola frase, con una sola palabra, nos cambió la perspectiva de todo lo conocido y de golpe y porrazo pasamos a ser “Hijos de Dios”. HIJOS!!! No criaturitas, animalitos, mascotas o insignificantes seres inferiores, HIJOS. No sólo encarnó Dios hecho hombre, sino que para hacernos parte de su familia, nos envió a su Hijo Amado para ser uno de nosotros, para caminar y habitar entre los hombres validando en su sacrificio nuestro derecho a la humanidad como reflejo de la luz divina.
No sería hermoso recordar este regalo inmenso de amor paternal siguiendo su ejemplo, y sentarnos todos a la mesa para partir el pan con nuestros seres queridos sin ninguna pretensión de protocolo, etiqueta o intercambio de regalos; cuando el único presente que deberíamos traer es nuestro corazón abierto para aceptar a nuestros padres, hijos, hermanos y parientes tal y como son, haciendo al menos el intento de ensayar algo de ese amor incondicional, imperturbable y eternamente constante de nuestro Padre.
Bastaría apenas con reflexionar acerca de ese pacto que se inició con la llegada del Niño Jesús, ahí en el más humilde de los escenarios, en un pecebre sin aspavientos ni solemnidades, vino Dios Hijo para estar-entre-nosotros, para ser uno más y entendernos, para enseñarnos lo que significa ser parte el uno del otro porque todos somos parte del nosotros, la ilusión grupal que sostiene el sentido de pertenencia por medio del cual un grupo de personas se convierte en una familia.
Navidad y familia vienen a ser entonces dos caras de la misma moneda donde se acuña el sentido más profundo de la existencia humana, el sentirte parte de algo mucho más grande y trascendental que tu efímera existencia. Ser y estar-en-un-mundo que nos concierne a todos y donde todos y cada uno de nosotros tiene la libertad de ser uno mismo con respeto a la alteridad del otro y el derecho a la diferencia. No somos familia porque opinemos todos lo mismo o porque nos unen lazos de consanguineidad, afectividad o conveniencia; somos una familia porque compartimos nuestras vidas, abrimos los espacios más íntimos de nuestra consciencia, escuchamos a los otros y los sentimos con la misma vehemencia con que nos afectan nuestras propias emociones; porque nos duele su dolor y nos llena su dicha, y porque pase lo que pase, aunque nos perdamos en el camino al punto de poner en duda nuestra propia dignidad, los nuestros jamás dejarán de amarnos y creer en nosotros. La Navidad es el sutil recordatorio de que siempre podemos regresar a las raíces de nuestro lugar seguro para encontrarnos nuevamente en ese espacio emocional que es reserva de identidad y fortaleza, porque haya o no haya regalos, lujos o banquetes, donde está la familia, es allí donde siempre, siempre estará el

viernes, 15 de octubre de 2010

EL VALOR DE ECHAR RAÍCES

Muchas veces nos preguntamos a dónde está yendo nuestra sociedad ya que cada día más se vuelve obvio que estamos enfrentando una crisis de identidad y de valores que empieza a afectar el tejido mismo de la cultura. Y es que en demasiados casos, la familia ha perdido su función primordial de formar sujetos adaptados y ciudadanos respetuosos de la ley. La familia es un sistema que estructura al sujeto en la interacción entre los miembros de la constelación familiar, es el lugar de la definición de valores morales, éticos, espirituales, religiosos, etc. propios y particulares de la cultura familiar. Todo sistema debería permanecer en un estado de constante crecimiento y evolucion. El proceso familiar no puede o no debería permanecer estático.

De esta manera la situación de las familias en el Ecuador ha sufrido trastornos que han obligado a que el concepto de familia se modifique y redefina para ajustarse al incesante cambio en las condiciones de vida. De acuerdo con las estadísticas cada vez más niños viven en familias monoparentales (padres, madres solteros/as o tutores) debido a factores como la migración, el alto índice de divorcios, la falta de compromiso en las relaciones y la pobre educación sexual. Encontramos así embarazos no deseados, hijos abandonados o maltratados, niños de padres divorciados, hijos de migrantes y muchos otros casos en los cuáles el denominador común es la falta de sentido de pertenencia que va menoscabando la capacidad de estos niños para desarrollar una identidad y un sistema de valores propio.
La historia define el destino y el futuro de los seres humanos tanto cultural, familiar e individualmente; un niño que tiene raíces familiares fuertes y que ha crecido sintiéndose parte de un colectivo social con valores definidos puede en un futuro hacerse de un eje moral y ético propio e inquebrantable que mantiene coherencia con el sistema moral de su familia de origen. Dime con quién andas y te diré quién eres, es una de las frases con que la sabiduría popular da cuenta de la importancia del medio en la formación del sujeto, y sería por ende, muy pretencioso de nuestra parte pretender que los primeros y más importantes años del crecimiento y aprendizaje de los niños, los cuáles los pasan dentro del contexto familiar, no determinan el tipo de persona, sujeto, profesional, compañero, amigo, pariente, cónyuge y ciudadano en quien este niño llegará a convertirse.
Los padres deberían pensar en que cada una de sus actitudes es potencialmente un ejemplo definitivo y en muchos casos irreversible de la forma en que sus hijos aprenderán a entender sus vidas. De aquí que sea tan importante consolidar una familia estable al momento de emprender la delicada tarea de traer un niño al mundo y de inscribirlo en una cultura. Se ha pensado que una familia para ser idónea solo requiere de los elementos tradicionales, es decir; padre y madre casados legalmente, hijos planificados y una economía sustentable, pero la realidad nos muestra que es posible tener una familia igualmente estable, saludable y funcional, aun cuando estos elementos se vean ligeramente modificados. Una madre soltera, un padre divorciado, una abuela que cuida de sus nietos, tíos, primos, hermanos o vecinos a cargo de la crianza de niños dejados a su cuidado, estos y muchos ejemplos más, son modelos diferentes pero igualmente importantes de familias. La familia es ahora un grupo humano que comparte un techo, el cuidado y la preocupación del uno por el otro, la cotidianidad de una vida compartida y una economía grupal. Este concepto tan amplio nos permite adaptarnos a los cambios fundamentales de la familia en esta época, y también nos deja percibirnos como miembros fundamentales de un sistema familiar, no importa cuántos o cual sea la situación legal de sus miembros. Familia es familia y sea cual fuere la constelación, toda familia tiene la obligación fundamental de darle a los niños un hogar, un lugar seguro donde sean aceptados tal y como son, el espacio del amor incondicional que es característica propia y privativa del amor parental. Además, la familia es el lugar de la estructura, de la vivencia, reflexión y comprensión de la ley; una vez asegurada la incondicionalidad de los afectos, podemos avocarnos a la permanente tarea de exponer a los chicos a la vivencia de la ley, un sistema de valores que se experimenta en la cotidianidad del espacio domestico y que se convierte en la forma “normal” de relacionarnos con el mundo. Esta ley, este sistema ético, filosófico y moral, no sólo exige que los niños crezcan aprehendiendo la necesidad de respetar los límites de nuestros deseos y necesidades, la importancia de considerar los derechos de los demás con la misma medida con que observamos los nuestros, sino que al unísono y en sincronía con la sujeción a una o varias restricciones, también se cristaliza la noción de que esa ley que me limita, también me protege y cobija. Es de esa certeza que nace la posibilidad de descubrir una identidad propia y particular donde al amparo de una ley que es estructural y estructurante, los niños crecen madurando en sentido de convivencia familiar y consciencia social porque son habitantes de un mundo que reparte igualitariamente en deberes y derechos que son aplicables para todos. Cómo dicen los viejitos, las reglas claras y el chocolate espeso.

Sin embargo, con esa nueva moda del chocolate light, también se han ido arruinando las herencias familiares, la relativización de los valores y la falta de compromiso de muchos dizque padres, ha hecho que un porcentaje considerable de niños crezca en un ambiente de leyes flexibles, valores interpretativos, conceptos a conveniencia y progenitores intermitentes. Estamos tan ocupados intentando seguirle el paso al ritmo apresurado de la vida moderna, que nos olvidamos de que en casa está la herencia más valiosa que un ser humano puede dejarle al mundo; su huella en la historia, la traza de su inmortalidad, su vida misma perpetuada en sus hijos.
Ojalá nos diéramos cuenta a tiempo de que los hijos son si apenas, prestados, y que demasiado rápido se nos pasa el tiempo en que podemos hacer una marca importante, vital y trascendente en su mitología personal, los hijos, cuan simple es hacer de ellos seres humanos de provecho, y cuán fácil es meter la pata y arruinarles la vida. A la final cada padre o madre decide como aprovechar esa pequeña estela del milagro divino, y resuelve dar vida o muerte a la realidad de su descendencia. Ser padres no es un accidente, un desliz, un sacrificio o una carga, es la oportunidad de asistir a Dios en el milagro de crear una vida. Ser padres no es un derecho, es un privilegio.

viernes, 1 de octubre de 2010

¿Hasta cuando padre Almeida???

¡¡¡Será q nunca vamos a dejar de meter la pata!?! Somos tan apegados a la crueldad tradicional de nuestra cultura q apenas nos acercamos a los 4 años de democracia inalterable y tenemos q apresurarnos a buscar alguna excusa supuestamente justificada para lanzarnos enardecidos en contra de la estabilidad de un gobierno legítimamente elegido.

No hay nada q hacer, creo q definitivamente, y como dice un grafiti, "Nos asusta tanta calma".

Me rehúso a creer q somos los innatos portadores del complicado arte de amargarnos la vida. Pero, entonces; ¿Somos realmente tan ingenuos o tan cortos como para dejarnos manipular por un dizque grupo de pseudo idealistas oscuros, egoístas y caducos?

A la final, todo este estúpido berrinche fue engendrado, apoyado, propiciado y consentido x nuestra propia adicción a la crueldad o x nuestra pueril ingenuidad; ¿Oposicionistas o inmaduros?, ¿Irresponsables o permisivos?, ¿Masoquistas o pendejos?

En palabras de Winston Churchill;" La democracia puede no ser perfecta, pero es lo mejor que tenemos".
Este gobierno ha durado ya más del doble del tiempo q duró el más largo de los períodos de cualquiera de los mandatos anteriores desde 1996. Llevamos 4 años desacreditando nuestra mala fama de ingobernables y golpistas; 4 años de estar a favor o en contra de las políticas del régimen, pero obstinadamente a favor de la democracia, 4 años de argumentar, protestar, despotricar y hasta exorcizar sin q hayamos transgredido los límites de la libertad de expresión o abusado de nuestro sagrado derecho al pataleo.

Aunque novatos, hemos intentado singulares ensayos de espacio social donde la mayor parte de voces, por incoherentes q sean, terminan siendo medianamente escuchadas. Caminamos orgullosamente del lloriqueo a la victimización, de la desresponsbilización a la propuesta e incluso quizás hasta estemos evolucionando de la queja a la demanda.

Todo este esfuerzo para q un mal informado grupúsculo de insubordinados o manipulados, utilizados, simpatizantes o indiferentes socapen semejante imprudencia. ¿Q pensaban? ¿En serio se imaginaban q íbamos a quedarnos aterrados o complacientes quietecitos en nuestras casas mientras hacían pedazos nuestro pequeño y querido intento de república, democracia o incluso de libertad?

Este puede no ser un país perfecto, pero ¡Carajo! ¡ES MI PAÍS!!! Y ningún político corrupto se lo va a llevar en peso.

Váyanse a... las urnas, sean electos para un curul en la asamblea, debatan en los medios, presenten una queja en la Corte de la Haya, piensen más allá de la cómoda brutalidad de la ley de la selva. Aquí ya no se impone el más fuerte sino el más votado. Nos guste o no, tenemos q aceptar los decretos de la mayoría. ¿Recuerdan q somos un estado libre, soberano, independiente y DEMOCRÁTICO???(¿Les suena?)

¡Aja! Por eso es que tenemos un Presidente Constitucional, elegido DEMOCRÁTICAMENTE. Es decir, un mancito q nos cae bien al 63% de los ecuatorianos.

En nombre de ese sistema democrático de gobierno nos gastamos una fortuna en papeletas electorales q nos permitan evidenciar la voluntad del pueblo e intentamos dejar atrás la década del lejano oeste.

No es accidente ni casualidad q hayamos decidido protagonizar este momento histórico y decidimos tomarnos la molestia de crear proyectos de ley, reglamentos, códigos y hasta constituciones, era a propósito el compromiso de privilegiar el bienestar de la mayoría.

Ya fue suficiente de gobiernos improvisados, filosofías sin fundamento, discursos charlatanes y populistas. En serio, ¡Ya Basta!

Merecemos y vamos a luchar por construirnos un país del tamaño de nuestros sueños donde podamos darnos el lujo de vivir como seres con derechos humanos.

Mis respetos Señor Presidente.
¡Hasta la victoria siempre!
Irina Moncayo, Psc.Cl.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA ERA DE LA DEPRE

AY MAMÁ MIRA ESTA MARÍA, SIEMPRE TRAE LA LECHE MUY FRIA… AY MAMÁ ME DUELE EL DIENTE, ESTA LECHE ESTÁ CALIENTE…

Descontento, estrés, depresión, neurosis, ansiedad, ataques de pánico, comedores compulsivos, adictos a las compras, infidelidad, monogamia serial (es decir, tener una pareja tras otra sin formalizar con ninguna persona pero sin ser teóricamente infieles), síndrome de abandono y algunos otros pseudo-demonios de la era moderna son si apenas síntomas de un malestar generalizado; la insatisfacción crónica.

¿Será que en esta era y en este instante la verdadera crisis nace de haber perdido en sentido de nuestra propia vida?

Charles Melman, un Psicoanalista y Filosofo de la Postmodernidad, dice que -Existe un nuevo tipo de derecho que está comenzando a emerger, y que es el derecho a la satisfacción personal- y es que la tan mentada y mal ponderada postmodernidad ha traído consigo no sólo la caducidad de los paradigmas políticos que sostuvieron el tono de la pugna política y económica internacional, sino que además el mundo ha dejado de debatir entre opuestos, lo blanco y lo negro, comunismo y capitalismo, prohibición y legitimidad, entre otras disparidades se confunden y conjugan para invitarnos a explorar el inmenso medio grisáceo en el cual se desarrolla la cotidianidad mundial. Esta reflexión de Melman podría incluso explicar la angustia existencialista que nace de estar viviendo una era en la cual la prohibición ha relegado sus cadenas para flexibilizar los principios y parcializar las leyes.

Hemos entrado en una época pansexualista de la existencia y de los lenguajes. En palabras del famoso cantautor Facundo Cabral, “todo se anuncia con el culo”. La nueva propuesta de lo que significa ser exitosos y que nos obliga a consumir ad infinitum y ad nauseaum, también excita nuestros sentidos para reflejarnos profundamente humanos, completamente sexuales, permanentemente cansados y crónicamente insatisfechos. Con el eslogan de “un mundo sin límites” derriban casi todo recuerdo de restricción para hacer prescribir la mayor parte de transgresiones, en especial las que se refieren a la satisfacción de los deseos. Un panfleto nos llega pegado al parabrisas para llamarnos al espacio del “all you can eat”, mientras que la televisión, la radio, el cine, el Internet y los demás medios de comunicación nos atiborran de información que rara vez permite algún paso por lo simbólico. Atados al campo de los imaginarios, nos dejamos llenar de promesas de realización personal instantánea, vida eterna gratuita, sexo brutal con orgasmos perpetuos y otras patrañas que consiguen si apenas rodear nuestro vacío existencial.

La insoportable; ¡perdón! quise decir, la ahora inevitable levedad del ser nos acosa imponente, imperturbable, insaciable e inamovible, solo que por hoy prefiere esconderse tras la fantasía de una isla donde todo deseo puede convertirse en algo supuestamente real y dolorosamente insuficiente.

Allá a lo lejos vamos dejando las preguntas por el sentido de la existencia para convertirnos en habitantes de un mundo que más globalizado podría describirse como homogenizado por una población de consumidores sumisos y esclavos voluntarios de la moda, la tendencia, la vanguardia, la popularidad o la superabundancia, fieles devotos de la creencia de que el dinero efectivamente hace la felicidad y donde las necesidades son creadas artificialmente con el único fin de asegurar los porcentajes de ganancia y los márgenes de rentabilidad.

Bien dice Melman que -El mercado se ha transformado en nuestro banco de locura- y nosotros terminaremos por mutar en lo que él describe como “esclavos ciegos” del objeto, portadores de los privilegios de una nueva moral en la que lo único importante sería el sagrado “derecho de cada uno a realizar su plena satisfacción”, total, como decía una amiga: - Yo sé que mis derechos terminan donde comienzan los de los demás, pero, ¿Qué culpa tengo yo de que los derechos del resto comiencen tan lejos?-

Y mientras tanto nos seguimos alejando del colectivo familiar y social, renegamos de las relaciones cara a cara para internarnos en el ciberespacio de las comunidades virtuales. Es allí que podemos dar rienda suelta a nuestra búsqueda de amistad, amor, intimidad o incluso identidad. Incapaces de comprometernos con la menor de las causas, nos encerramos a solas para conectarnos con el mundo, seguros de que bastaría con un clic para recuperar aquella tan preciada libertad que lo único que nos sirve es para darle la vuelta a la ausencia y entregarnos a un placer en presentación individual, personalizada y descartable.

-Ya no interesa más el sujeto- nos advierte Melman y es que la subjetividad se ha convertido en una especie en extinción. Es necesario adaptarse, encajar, vestirse como el resto, hablar como todos, y desear en exceso, querer de todo e intentarlo todo, hasta lo inútil. La poca profundidad de la cosmovisión actual amenaza con convertir a los sujetos en una masa deseante de cuerpos sin diferencia y meditaciones sin incertidumbre. No es que el sentido de la existencia haya dejado de ser una pregunta importante, es solo que ya no parece serlo cuando ensimismados apenas si nos percatamos de que aún no hemos podido encontrarlo porque ahora tenemos los brazos llenos de miles de cosas, artículos y mercancías que parecen transfigurarse en amuletos mágicos que nos hipnotizan con promesas de felicidad absoluta pero fugaz y encima ficticia.

En palabras de Melman:

“Antes uno iba al psicoanalista porque estaba neurotizado, es decir porque existían prohibiciones para vivir un deseo que era personal. Hoy en día los jóvenes siguen yendo al psicoanalista pero cada vez me asombro más al verlos venir. ¿Por qué lo hacen? Es fácil: quieren saber lo que desean, cuál es el deseo de ellos mismos, el propio. Es decir, ya no se trata de levantar una prohibición, sino de descubrir lo que quieren en la vida”

lunes, 8 de marzo de 2010

LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD LA POSTMODERNIDAD.

“Agnes Meller se quejó una vez de que al ser mujer, húngara, judía, americana y filósofa, tenía que cargar con demasiadas identidades para una sola persona” (Bauman, 2005:35)


Hasta el siglo anterior, la mujer era negada en su feminidad, las mujeres eran cosificadas, anuladas como seres humanos y cosificadas para ser traspasadas como propiedad privada del padre al esposo. Despojadas así de todo criterio y deseo propio, todo rastro de inteligencia, discernimiento y fortaleza era considerado una desventaja e incluso un karma que les obligaba a obturar su producción emocional e intelectual y abstenerse de emitir opinión propia o elaborar ideal alguna.

En la historia de Inglaterra del profesor Trevelyan se escribió lo siguiente: “El pegar a su mujer era un derecho reconocido del hombre y lo practicaban sin avergonzarse tanto las clases altas como las bajas. La hija que se negaba a casarse con el caballero que sus padres habían elegido para ella se exponía a que la encerraran con llave, la pegaran y la zarandearan por la habitación, sin que la opinión publica se escandalizara” Aunque las mujeres pudieran elegir, los hombres las tenían como su propiedad. La libertad de una mujer en el siglo XVI la hubiese matado: “Esta mujer, pues, nacida en el siglo dieciséis con talento para la poesía era una mujer desgraciada, una mujer que lucha contra sí misma” El mundo les dice a ellas, escribir? Para qué quieres escribir? La mujer más dotada era inferior al hombre menos dotado. Los genios son los que no han tenido ningún obstáculo en la vida, y éstos han sido hombres: “Si ha habido jamás alguna mente incandescente, que no conociera los obstáculos, pensé, mirando de nuevo los estantes, ha sido la mente de Shakespeare”. (ALVAREZ, 2005:7)

De esta primera identidad impuesta y coercitiva, que mata, asesina, lapida a sus víctimas y las acecha escondiéndose tras la excusa de proteger al supuesto sexo débil, incluso de sí mismo; nacieron una serie de mecanismos de crueldad y aniquilación de la libertad y humanidad de las mujeres. Las matronas se convirtieron en brujas, las poetas en meretrices, las escritoras en perturbadas y las sensuales en prostitutas. Y sin embargo, de esta discriminación surge por reacción una mujer, aquella que se atrevió a desafiar el sistema y liberarse de la etiqueta de propiedad del hombre para constituirse en inventora de su propio destino. Una, digo, en sentido metafórico, puesto que fueron algunas, entre ellas George Sand, quien tomó no solo el castigo sino la condena de cambiar su nombre por uno masculino, como una decisión propia y redentora de su individualidad. No sólo se llamaba como un hombre, se vestía como uno y hacía uso del libre albedrío para entrar a bibliotecas, escribir, opinar, pensar y escoger sus amantes así como desecharlos en función de sus propias y volubles emociones.
Cabe mencionar así mismo a Manuelita Sáenz, la libertadora del libertador, quién para hacerlo tuvo primero que liberarse a sí misma. Rebelde y porfiada, se escapó del convento donde la confinaron por sus escándalos con el libertador, para demostrarle al mundo que ella era de Simón como él mismo era de ella. Manuelita dejó a su esposo, su familia, su vida en la sociedad y su lugar en los tés de señoras de alcurnia, para seguir más que al hombre, a sus propios ideales, estratega como el mejor de los generales, perfiló su vida para inventarse un nombre propio, negándose a ser el apéndice de nadie, ni siquiera de Simón.

Muchas otras, y grandes mujeres gestaron el cambio y conquistaron su derecho a la autonomización y el lenguaje propio, al voto electoral y a la educación, incluso lograron que la iglesia, en un acto de reforma reconociera, hace alrededor de un siglo, que las mujeres tenemos alma. Todo esto gestado valiéndose no solo de la racionalidad, el talento, la sensibilidad, la inteligencia o las emociones, sino a veces, con la propia vida como en el caso de Dolores Veintimilla de Galindo, Virginia Wolf y otras.

Llegamos entonces a la era moderna, la era de los “ismos” y de la industrialización. El feminismo surge como un movimiento agresivo del negar lo anterior, destrozar al opresor y aniquilar al enemigo, mejor llamado “hombre”. La modernidad y la liberación femenina obliga a que las mujeres se construyan en función de negar al hombre, la mujer debía separarse de todo estereotipo de debilidad, fragilidad, belleza, emotividad y delicadeza que hubiese sido impuesta por el macho dominante.

La feminidad era definida por el feminismo, la totalidad gobernaba la conciencia exigiendo que las mujeres se estructuren en directa oposición a los hombres, exactamente en contradicción con el machismo y en perjuicio de la humanidad, de la cultura escindida y cercenada, victima de una lógica matemática aplastante donde el hombre y la mujer se negaban el uno al otro sin que exista siquiera la posibilidad de un punto medio que los configure, más allá de la diferencia de los sexos, como seres humanos. Este posicionamiento feminista extremo hizo que surgieran varios querellantes, entre éstos vale mencionar a Judith Butler:

Sus críticas más fuertes fueron desde un principio dirigidas a ese feminismo tradicional que pretende hablar en nombre de un universal de las mujeres, así las “relaciones de género” y desconociendo las diferentes alineaciones de las mujeres en virtud de otras distinciones no reabsorbidas en la presunta “condición femenina”: distinciones de raza, de clase social, de preferencias sexuales, etc. Esta sustancialización del género llevaría a una coagulación de las identidades que paralizaría más de lo que estimularía las reivindicaciones de las mujeres. Esta negativa a reconocer la universalidad del campo la aproximaría a la afirmación lacaniana de que La Mujer no existe. Butler agregaría que La Mujer es un invento de la sociedad heterosexista. (Braunstein, 2005:1)


En medio de este levantamiento violento, las feministas toman por la fuerza el control de sus vidas y de sus espacios, desechan brassieres y maquillaje en un intento por definirse en lo opuesto a lo esperado. Se condena al amor para exaltar al sexo indiscriminado y sin vínculo afectivo que las capture. Empieza la batalla de los sexos y las mujeres se lanzan en una lucha sin cuartel en pos de demostrarle al mundo que no necesitan de los hombres para nada, que la masculinidad es en esencia el demonio del machismo y los hombres deben ser aplastados, vencidos, humillados y desplazados a otro orden, donde exilados del mundo purguen la culpa de sus prejuiciosos y discriminantes antepasados.

Men are nicotine-soaked, beer-besmirched, whisky-greased, red-eyed devils (Mary Wilson Little), All men are not slimy warthogs. Some men are silly giraffes, some woebegone puppies, some insecure frogs. But if one is not careful, those slimy warthogs can ruin it for all the others (Cynthia Heimel), The male is a domestic animal which, if treated with firmness and kindness, can be trained to do most things (Jilly Cooper), I have had my belly full of great men (forgive me the expression). I quite like to read about them in the pages of Plutarc, where they don’t outrage humanity. Lets us see them carved in marble or in bronze, and hear no more about them. In real life they are nasty creatures, persecutors, temperamental, despotic, bitter and suspicious (George Sand), All men would be tyrants if they could … that your sex are naturally tyrannical is a truth so thoroughly established as to admit of no dispute (Abigail Adams) (ADAMS, 1994)

Pese a la hostilidad y en medio de esta euforia de anti-dependencia todavía existe lo impugnado, la feminidad que se construye rebelándose al machismo, lo perenniza y lo llama a escena para ser el regulador de los parámetros a seguirse en contrariedad a este, se perpetúa la dependencia de los hombres, aunque esta fuera una anti-dependencia que niega todo lo que el machismo afirma. No eras mujer sino, rechazando, desmintiendo e impugnado lo que los hombres concebían como feminidad.

Y sin embargo, la postmodernidad y la crisis de los compromisos a largo plazo hicieron que todas estas certezas fueran puestas en duda y que los dogmas, en este caso los paradigmas del feminismo, se tornaran en interrogaciones.

Butler está de acuerdo en que la feminidad es un proceso inalcanzable de construcción de una identidad dependiente de valores ajenos a cada una de las mujeres y que es posible por lo tanto un proceso de “reconstrucción” de esa identidad así forjada. ¿Cómo se llega a ser mujer? (Braunstein, 2005:2)

La caducidad del mundo, el carácter discreto de los decires y la cotidianidad disolvieron el odio de estas feministas enardecidas por la crueldad de sus padres y sus abuelos, y una vez que hubieron recuperado la noche, llegaron a casa para encontrar que la noche no es noche sin el día, como la luz surge de la oscuridad y se esconde entre las sombras para delinear los hilos de las formas.


No somos seres sociales, sujetos sexuados sin la diferencia de los sexos, es necesario asumirse en la diferencia diferente, alienarse a la falta y posicionarse desde lo femenino y lo masculino para construir una pareja e implicarse en una relación amorosa, formar una familia o ser parte de la sociedad.

“No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre, no tiene nada que darme” Para comenzar a liberarse de esta negación, las mujeres deberán dejar de ser el sexo protegido: “Dentro de cien años, pensé llegando a la puerta de mi casa, las mujeres habrán dejado de ser el sexo protegido. Lógicamente, tomarán parte en todas las actividades y esfuerzos que antes les eran prohibidos. La niñera repartirá carbón. La tendera conducirá una locomotora. Todas las suposiciones fundadas en hechos observados cuando las mujeres eran el sexo protegido habrán desaparecido”.(ALVAREZ, 2005:6, 7)

La auto-afirmación aparece como la evolución lógica, apegada a la filosofía Heideggeriana que rebasa la post modernidad para decirnos de un ser humano construido en la diferencia, sujeto al lenguaje, contingente y temporal. Caminamos hacia el derrotero de las totalidades para renacer en la particularidad de las concepciones propias, nos hablamos y lenguajeamos en un tiempo y un espacio que caducan, se desdicen y se contradicen para significarnos de manera diferente a cada uno y en cada instante.

La tarea de armar la propia identidad, de hacerla coherente y presentarla ante el público para su aprobación, requiere la concentración de toda una vida, vigilancia continua, un enorme y creciente volumen de recursos y un esfuerzo incesante sin esperanza de tregua. (Bauman, 2005:175)

La feminidad deja de ser un estigma, cosificación utilitaria de la mujer como un bien de consumo del hombre, caduca el fundamentalismo feminista que pretende hacer amazonas castradoras y asesinas de hombres de todas las mujeres. La feminidad va más allá, debe ir, solo al construirnos como personas, como sujetos al lenguaje y del lenguaje podemos ser mujeres diferentes de los hombres y de otras mujeres, la feminidad no es lo opuesto a la masculinidad, es una singularidad diferente.

A la luz del descubrimiento lacaniano en los años 70’s de esta nueva sustancia, el goce de la mujer, del sexo que es Otro (Otro que el fálico), es que replanteamos la concepción misma de la perversión: la perversión consiste en la convicción de que sólo hay un goce: el goce fálico. Perverso es, en nuestra concepción, todo desconocimiento del goce femenino. (Braunstein, 2005:2)

No necesitamos de un hombre que nos haga mujeres, ni de un hombre que odiado nos otorgue el derecho a la feminidad; ser mujer es mucho más que eso. La diferencia de los sexos nos hace complementarios, e indispensable para la sobrevivencia e incluso para la existencia.


Cada una de nosotras somos una totalidad, un ser completo y diferenciado, un significante que se significa en su propia relación con el significante, la ley y la falta, no sólo los hombres son sujetos por herencia del Padre muerto, también las mujeres necesitamos asesinar al Padre para instaurar la ley y sujetarnos a la tachadura para ser hablantes, sujetos del lenguaje.

Tanto hombre como mujer, nos reclamamos y preformamos el uno al otro, no como contrarios, opuestos o enemigos, ni siquiera como complementarios en la existencia, sino como contingentes en el camino de la vida y en la estructura del lenguaje.

Para la inmensa mayoría de los hablantes, la cuestión del sexo es el objeto, el objeto privilegiado incluso, de una demanda hecha al otro para que ratifique o cuestione la posición sexuada del que habla. Muchos análisis están centrados casi íntegramente alrededor de la pregunta de ¿quién soy? en el campo de la división sexuada, ¿soy lo suficientemente….hombre/mujer? (Braunstein, 2005:2)

Nos hablamos el uno al otro como nos lenguajeamos a nosotros mismos, determinando la totalidad de nuestro singular sentido como aquello que nos significa en el après-coup de la relación entre significantes. Mujeres sin serlo sino en el instante de auto nombrarnos como tales enredadas en las redes del discurso, para seguir intentando construir sentidos a nuestra propia, otra y particular definición de lo que es ser mujer para cada una de nosotras. Existimos en la pregunta por la existencia, al igual que somos y nos proclamamos mujeres en la interrogante que nos remite a los sentidos de la feminidad que explica el carácter de único e irrepetible de ser nada menos que toda una mujer en un tiempo y espacio determinados.

Podríamos decir, parafraseando a Jean-Paul Sastre, que haber nacido mujer no es suficiente para convertirnos en mujeres. (…) La identidad no se considera como un factor inmutable, sino más bien como algo en marcha, como un proceso. Una buena salida de la jaula de la identidad. (Bauman, 2005:177)

(Tomado del Ensayo "Identidad en la Postmodernidad" por Irina Moncayo, 2006)