En la noche de la nada,
asaltada de pasión,
me crucé con tu mirada;
un instante que encendió.
Imagino contemplabas
mi fútil exaltación:
yo perdida entre palabras
despertaba un corazón.
Seducían desgarrados
los acordes de un cantor,
el murmullo que trataba
de llamar nuestra atención.
Y las nubes incendiadas
en un brillo de carmín,
un instante suspendido,
en un mundo tan hostil.
Si es que apenas te sonrío,
y rehúso hasta mirar
en el fondo de tu alma,
es que temo seas real.
Es mejor te desvanezcas
en la augusta oscuridad,
parte en busca de esos sueños
que jamás podré soñar.
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