
Por Francisco Endara C.
Lo que van a leer no pretende ser un documento histórico, documental científico o registro legal; siendo simplemente un somero repaso acerca de lo que todos recordamos como AGD. En este 2014 en que se cumple 5 años de su desaparición; este artículo intenta proyectar la visión de alguien que sobrevivió a la existencia de esta agencia, que estuvo cerca y lejos de lo que fue quizás el ente más corrupto de la historia republicana del Ecuador, y que será para siempre el monumento a la impunidad de una crisis financiera que destruyó la economía de un país. Institución que además generó la mayor migración de la historia, la dispersión de la familia Ecuatoriana, la desaparición de la moneda nacional y la década más inestable de la historia política contemporánea.
La crisis bancaria del 99 tiene su génesis
5 años antes, con la publicación en el Registro oficial del
“REGLAMENTO A LA LEY GENERAL DE INSTITUCIONES DEL SISTEMA FINANCIERO”
(Decreto Ejecutivo No. 1852. RO /475 del
4 de Julio de 1994), en dónde se plasma perfectamente la Tesis Neoliberal de
autocontrol de los mercados; en este caso del Financiero. Recordemos que esta
ley fue redactada por el equipo de trabajo del Ec. Alberto Dahik, a la época
Vicepresidente Constitucional de la República,
en un periodo donde se consolidaron a todo nivel los procesos de
privatización y liberalización de la economía y los mercados y, se cosechó el
fracaso funcional del Gobierno de la Izquierda Democrática. Del 88 al 92, todo
este proceso de neo liberalización del país quedo a medias debido al conflicto
Bélico de 1995 con el Perú, dejando
inconclusos los procesos y sirviendo en bandeja el país al populismo
desenfrenado del PRE en 1996.
En este estado de situación el
gobierno central, el BCE y todos los órganos de control, además del poder Legislativito
y Judicial, enfrascados en los acontecimientos que se sucedían, cada uno más
grave que el anterior, simplemente no ejercieron el control mínimo que les
obligaba la ley y se vino una verdadera fiesta en la Súper de Bancos y sus
instituciones supervisadas. Sucesivamente la atención de todos se centró en la Guerra
del Cenepa, en el caso Flores y Miel, en el caso de Gastos Reservados, en la
campaña Presidencial Bucaram vs. Nebot, en las tarimas del PRE, en las recomendaciones
del Asesor Cavallo, en la caída de los Roldosistas, en la Camioneta de Alarcón,
en Rosalía y su Gabinete de 3 horas, en cómo llegar a ser presidente con un sólo
Voto, en la constituyente de la Academia De Guerra, en la campaña Mahuad vs.
Noboa, en el supuesto fraude contra el Prian, en la ascensión al poder de
Mahuad y sus 7 armonías, en la firma apresurada de la Paz con Perú que devolvió
lo único que se había ganado en 60 años de conflicto, y por último nos
levantamos un día de Diciembre de 1998, con una resaca torera, y de guinda el
anuncio en TC, GamaTv y Teleamazonas de que el congreso nos había “salvado” con
la aprobación de la ley AGD; todo esto en menos de dos años.
Ahora expliquemos un poco este
último periodo, en 1998 Jamil Mahuad Witt se presentaba como la principal
esperanza de renovación política del país; Alcalde de Quito exitoso y reelecto,
era la carta más pesada de los Social Demócratas, quién pese a haber sufrido un
pequeño derrame cerebral un año antes de las elecciones, regresó aparentemente
sin secuelas visibles para ganar las mismas, no sin antes tener una campaña muy
dura contra el hombre, en ese entonces, más rico del país; Álvaro Noboa, quién
aparecía como el no-político y el “outsider”.
Fabián
Alarcón metió mano en la campaña al anunciar un aumento en el precio del Gas y
otros recortes antes del nuevo gobierno para que su sucesor no tuviera
problemas en el futuro, lo cual se dio a entender como un empujón a Mahuad, empujón
que luego se le regresaría como un boomerang directamente a la cabeza. Enterados
los Social Demócratas de que estaban abajo en las encuestas y de que los bancos estaban ya a las puertas de
la crisis (Sol banco ya había cerrado sus operaciones, Previsora, Filanbanco y
Progreso ya habían soportado varias corridas de depósitos) debido a los manejos
irresponsables de sus administradores y las autoridades inoperantes, se
juntaron como el hambre y la necesidad, tranzaron con los banqueros y
decidieron que ganarían las elecciones a cualquier costo, entonces Mahuad les
cubriría las espaldas. El resultado se vio en la segunda vuelta, y con una
diferencia demasiado ajustada para la realidad, el 10 de Agosto de 1998 el
candidato de la banca, les devolvía el favor configurando un gabinete plagado
de ex funcionarios de Bancos y nombrando a Álvaro Guerrero Ferber, personaje relacionado
estrechamente al Banco La Previsora, como Presidente del CONAM y a Ana Lucia
Armijos, ex funcionaria del BCE, Presidenta de la Junta Monetaria.
Y así fue como de la noche a la
mañana, por unos votos más, la bancocracia más reactiva, se tomó este lindo
país, nos engañaron con una costosa campaña y sus 7 armonías, mientras que el
BCE ya había empezado a repartir prestamos de liquidez. Aunque la precaria estabilidad
política del gobierno obligara al Primer Magistrado a pactar con el PSC en el Congreso
y con cualquiera que quisiera una cuota en el Estado, en tanto que los
banqueros fueron a lo que querían; que alguien pague las cuentas de sus
travesuras, entendiendo por ese “alguien” a todos los ecuatorianos.
El 1 de Diciembre de 1998 se promulgo
la ley AGD, nombrando como el primer Gerente de la institución a James McPherson
Febres Cordero (ya se imaginan pariente de quien era).[1]
El 2 de Diciembre de 1998 los
accionistas de Filanbanco lo entregan a la AGD[2]; todos sus directivos habían renunciado una semana
antes. Además, el 28 de Octubre
Filanbanco habría recibido el primer prestamos de liquidez por parte del BCE,
entregando las acciones de algunas de sus empresas como garantía a una Agencia
de Garantía de Depósitos que a la fecha no existía: es decir, o eran
clarividentes, o se adelantaron a la jugada. Ese 2 de Diciembre después de
conformar el directorio y aprobar uno que otro reglamento, la AGD requirió de
inmediato al Ministerio de Finanzas y crédito Público, la emisión de 540 millones
en bonos del Estado para Filanbanco; 400 para cubrir los préstamos del BCE, y
140 para la capitalización del mismo. El desembolso final fue de 426.4 millones,
supuestamente para cubrir la liquidez de Filanbanco, como sería usado, es otro
tema.[3]
Una de las adiciones a
la ley realizada por el Congreso fue en los términos de su misión; a la de saneamiento
y liquidación, se añadió la de reestructuración, esto con dedicatoria para
Filanbanco que ya había recibido prestamos de liquidez, lo cual abriría la
puerta a una posible devolución del mismo a sus accionistas; artículo que fue insertado por la “Comisión de lo
Tributario, Fiscal y Bancario”. Dicho informe sólo fue firmado por uno de sus
miembros, Simón Bustamante (PSC), quién presidía la Comisión.
El 25 de noviembre se
aprueba la ley AGD con los votos de la DP y el PSC; extrañamente actúa por
primera vez el Alterno de Xavier Neira, PSC, José Joaquín Franco, hermano de Juan
Franco, en ese entonces Gerente General de Filanbanco.
La ley AGD disponía que la institución asumiera el total del valor de
los depósitos de los bancos quebrados; valor de cobertura que saldría a través
de bonos del Estado emitidos por el Ministerio de Economía a cargo del
Presupuesto General del Estado, es decir, si tu depositabas tu dinero en un
banco y el banquero se gastaba los fondos alegremente en sus empresas y, si a
su vez este mal manejo quebraba al banco; la AGD asumía el control de la
entidad bancaria y tenía la obligación de devolverte el 100% de tu deposito más
los intereses. En conclusión, el Estado, tú mismo, tus hijos, tus nietos, tus
amigos, todos fuimos damnificados del negociado perfecto; perfecto para el
banquero, quién sacaba plata de la sociedad, vivía como jeque árabe, quebraba su
banco-chanchito y el gobierno pagaba la cuenta. Cabe señalar que en este
desastre artificioso, el gobierno nunca pudo asumir el costo de la crisis, ya
que superaría los 8000 millones hasta el 2005.[6]
Impunemente, la ley AGD no daba
ninguna fórmula de cobro a los administradores y ex accionistas, solo la buena
fe y las garantías que entregaban, que normalmente eran más contaminadas que
los mismos bancos.
El punto culminante de esta debacle
se dio cuando el país fue testigo de cómo Sol banco, Azuay, Filanbanco,
Progreso, Previsora, Bancomex, Prestamos, Popular, Finagro y otras 20
instituciones financieras cerraban sus puertas y evaporaban los depósitos, para
que después, en marzo de 1999, se declarara un feriado bancario.
Desde finales del 99 hasta inicios del año 2000 se dispararía el precio
del dólar y el Ecuador se sumiría en la peor crisis de su historia, mientras
que los banqueros (habitantes privilegiados y excluidos de la ruina) paseaban a
sus anchas puesto que el mismo gobierno les habría garantizado el salvaguardo
de su capital, sus mansiones y sus autos de lujo, libremente se dedicaban a armar
empresas nuevas con dineros traídos de los mismos paraísos fiscales dónde dos
años antes enviaron los depósitos de los bancos quebrados.
Ante la incapacidad de la AGD de dar respuestas a una sociedad hastiada,
cansada y avergonzada, pasó la responsabilidad de hacer justicia a las manos de
nuevos o recalentados oportunistas y de pseudo izquierdistas apoyados por
grupos indígenas reaccionarios, que con excusa revolucionaria, pero sin ninguna
guía política ideológica fraguarían el derrocamiento de Mahuad apoyados por los
coroneles del Ejército. El 21 de Enero se forma un triunvirato que duraría dos
horas, lo que se demoraron en ir a Carondelet sentarse y sacarlos, periodo que
aprovecharía el alto mando para posesionar al vicepresidente Gustavo Noboa
Bejarano como Presidente constitucional; “legítimamente” nombrado luego de la
accidentada “Renuncia” de Mahuad.
El primer acto real para intentar salvar al país por parte del
Presidente Noboa sería la “Ley para la Transformación Económica del Ecuador”, o
ley Trole, promulgada el 13 de marzo del 2000; ley reformatoria de la Ley AGD,
dónde en sus artículos 27 y 29 daba la capacidad a la AGD de tener una
jurisdicción Coactiva e Incautación de bienes de los ex accionistas y administradores,
además de poner límite gradual a la garantía de depósitos. Ésta ley volvió a
ser reformada el 28 de enero del 2002, con la creación de la ley Trole II, dónde
ya se pone un tope fijo a la garantía de depósitos y se da libertad de
contratación a la AGD para cubrir los servicios de administración de bienes y
servicios.[7]
Del 2000 al 2008 la AGD entra en un
marasmo de inacción, juicios y manejos políticos; corrupción, persecución y
dominio total de los banqueros quebrados, lo cual hizo imposible que se cobrara
sus deudas. No fue sino hasta el Gobierno del Ec. Rafael Correa que finalmente,
en un acto más político que técnico, pero extremadamente necesario para lavar
la cara de una sociedad abofeteada y humillada durante 10 años, se dio fin a la
impunidad, indolencia y abuso de este monstruo llamado AGD y se ordenó la
ejecución de las mayores incautaciones de la historia del Ecuador; procurando,
ahora sí, una razón para poder cerrar decentemente esta defectuosa institución un
31 de Diciembre del 2009. La AGD sería ya entonces una de las entidades del Estado
que generó los peores daños a la sociedad ecuatoriana, una fuente corrompida y
corruptora de resoluciones arbitrarias, solo para citar algunas de sus nefastas
implicaciones.
Para lograr la desaparición de la AGD se publica la Ley de Seguridad
Financiera en diciembre del 2008, la cual da las pautas para su cierre y cede
facultades al COSEDE. Cerrada la AGD, sus funciones las heredó el Ministerio de
Finanzas y el Fideicomiso AGD CFN No Más Impunidad, para posteriormente y
mediante la publicación del “Código de Finanzas Públicas”, crear la UGEDEP, institución
que adquiere la facultad de los artículos 27 y 29, es decir la coactiva y la
incautación; pero esto ya es otra historia.
Los números de la crisis bancaria siempre me parecerán fríos, porque fui
testigo presencial y tuve en mis manos tantos casos de familias y personas destruidas,
gente estafada primero por un grupo de inescrupulosos banqueros, y luego por
funcionarios indolentes y/o corruptos, quiénes los hacían sus presas todos los
días y con cada uno de los supuestos trámites. También se sumaron abogados
maliciosos, notarios infames, y otros funcionarios corruptos que contribuyeron
a este problema; cuando recuerdo a esa madre que perdió a su hijo porque no
pudo sacarlo del país para que recibiera la atención médica imperiosamente
necesaria, simple y sencillamente porque su nombre era homónimo de un deudor de
la banca, los 8000 millones se me hacen nada. La vida no tiene precio,
lamentablemente en este vergonzoso episodio de nuestra historia, la vida y el
bien-estar del pueblo valió muy poco o casi nada.
¿Cuántas vidas costó esta crisis, cuántas
familias separadas, cuántas muertes, cuánto dolor, solo para salvar unos
centavos de unas pocas personas?
La responsabilidad que tenemos con
nuestros hijos es la de comprometernos para que esta historia no se olvide, que
se divulgue y se conozca para que no vuelva a repetirse nunca más que un grupo
de personas sea capaz de quebrar un país, que ningún banquero corrupto o
político vendido sea capaz de hacer que más de un millón de ecuatorianos sean
exportados como mano de obra barata, con el único beneficio de que sus estafas
les permitan seguir manteniendo lujos, hegemonía, condición social o un puesto
público. Que no nos digan que las crisis son sistémicas y periódicas y que no
nos vendan el mensaje de que la dolarización es la panacea de la economía; ninguna
crisis es periódica sino que se crea a medida para que alguien saque provecho,
mientras que la dolarización es, si apenas, la muestra más grande del poco
control que esta crisis nos dejó sobre nuestra propia economía; gracias a este
macroeconómico experimento, somos ahora dependientes de economías gigantes que
cada vez que deseen podrán crear maremotos en nuestro país.
Que nunca más nos creen una AGD, ni que
pongan al ratón a cuidar el queso.
Francisco Endara C.
[1] CANTOS A. y otros, MEMORIA AGD
QUITO, DICIEMBRE 2006, AH Editorial, 2006. Ecuador, Quito. Pág. 62
[2] ALMEIDA,M. “Roberto Isaías Planeo
dar su Banco a la AGD en octubre de 1998”, El
Universo, 12-07-2012. Guayaquil, Ecuador.
[3] CANTOS A. y otros, MEMORIA AGD QUITO,
DICIEMBRE 2006, AH Editorial, 2006. Ecuador, Quito. Pág. 62
[4] EDITORIAL ECONOMIA “El fideicomiso
de Filanbanco”, El Hoy, 20-06-2000. Quito, Ecuador.
[5] EDITORIAL ECONOMIA “El Fideicomiso
AGD con bienes de Filanbanco sigue estancado”, El Universo, 09-07-2008. Guayaquil, Ecuador.
[6] CANTOS A. y otros, MEMORIA AGD
QUITO, DICIEMBRE 2006, AH Editorial, 2006. Ecuador, Quito. Pág. 17.
[7] CANTOS A. y otros, MEMORIA AGD
QUITO, DICIEMBRE 2006, AH Editorial, 2006. Ecuador, Quito. Pág. 179.