martes, 15 de octubre de 2013

AMAR ES NECESITAR, NO DEPENDER



¿Qué pasaría si los cuentos de hadas tienen razón y la bella durmiente necesita un príncipe para despertarse? ¿Y qué tal si el matrimonio tradicional  simplemente funciona o funciona, simplemente porque las parejas tenían roles supuestamente convencionales, pero efectivamente concebidos en el espacio casi extinguido del sentido común. Como siempre, la modernidad asoma la aterradora mascara de la singularidad egoísta representada por la porción individual. Disfrazado  de prepotente autonomía, el narcisismo nos motiva construir un mundo, en donde no solo que no pueden coexistir todos los mundos, si no que a duras penas entra una persona con su ego. 

Asumimos ingenuamente  que podemos convertirnos en islas aisladas de todo archipiélago común o familiar. “Yo”, “mío”, “quiero” son ahora nuestras palabras favoritas. El sencillo hecho de intentar ser un “nosotros” nos parece una tarea demasiado pesada como para siquiera considerarla y claro está que el necesitar a alguien en tu vida queda siendo un acto de  mediocre conformismo y  absoluta debilidad. En teoría, el éxito consiste en ser auto-motivados, autofinanciados, independientes, y totalmente autónomos; porque como dicen, nadie es indispensable y todos pueden ser reemplazos; incluso el amor de tu vida. Total, porqué nos vamos a amargar si para lo que sea que necesitemos, siempre podemos acostumbrarnos a resolver nuestros problemas solos o por ultimo contratar a alguien para que lo haga por nosotros.

Es alarmante el porcentaje de ejecutivos exitosos que pueden vivir sin su esposa pero que se agonizarían sin su blackberry, su Iphone, su Ipod o su secretaria. ¿Cuántas mujeres conoces que tratan mejor a su asistente doméstica que a su esposo? Y es que  a la final, la casa se caería sin la una, pero al otro ni se lo ve en la luz del día, menos se lo necesita.
No será que se equivocaron al satanizar la necesidad de necesitar al otro? ¿Puede ser que Bon Jovi tenga razón al decir que ningún hombre es una isla y que John Lennon no estaba tan loco al intentar explicarnos que el amor es todo lo que el mundo necesita. Tal vez el dinero no puede comprar la felicidad… o ¿Si?

Será que Rico McPato y el Sr. Burns son modelos a seguir o deberían interpretarse como advertencias satirizadas de la más grande amenaza de la sociedad actual; la inmensa, endémica y amorosa soledad.

Después de tanta pomada pseudo-psicológica, compresa emocional y charlatanería subliminal, seguimos preguntándonos como evitar la pandemia contagiosa del divorcio compulsivo, sin darnos cuenta de que la respuesta siempre estuvo justo en frente de nuestros ojos. No hay conjuros mágicos ni amuletos prodigiosos que garanticen un matrimonio; cuando se trata de compartir la vida, solo tenemos que estar realmente dispuestos a compartirnos a nosotros mismos; tomar la decisión de quitarnos la armadura y guardar el traje de Superman para cuando salimos a ese mundo ancho y ajeno. En casa; en el hogar que abrigamos acordando que dos corazones laten al unísono, deberíamos poder desnudarnos cuerpo y alma sabiendo que éste es mi rincón seguro, el santuario indestructible de la incondicionalidad, el respeto y la validación. Porque es precisamente en ese mundo de lo “nuestro” en donde puedo darme el lujo de confiar en otro ser humano al punto de entregarle la existencia de mi propia vida; de necesitar una mirada distinta, escuchar la alteridad de una palabra otra, el apoyo de un hombro solidario, y la ayuda empática de una voluntad que se entrelaza con la mía cada vez que su mano sostiene la mía.     

Si bien es cierto, ahora las mujeres somos perfectamente capaces de pagar nuestras propias cuentas, defendernos de los peligros, arreglar el auto, la tubería, y lo que sea o de conseguir quien pueda hacerlo por nosotras, así también los hombres han aprendido a cocinar, lavar, planchar y ocuparse de cualquier tarea domestica, decorativa, emocional o parental; de todas formas y pese a tanta independencia deberíamos hacer el esfuerzo mental compartir nuestra intimidad, confiar nuestros secretos y habitar en un espacio donde los cuidados, la protección y el bienestar son privilegio y responsabilidad de ambos. No porque no pueda cuidarme sola sino porque prefiero hacerlo contigo,  no porque no sea feliz conmigo misma sino que soy más feliz en tu compañía, no porque no tenga mi propio mundo, sino porque mi hogar está entre tus brazos. Puedo vivir sin ti, es simple y sencillamente que decido no hacerlo.
        

lunes, 7 de octubre de 2013

IRINA






EL TIEMPO NOS SIRVE PARA APRENDER DE NUESTROS ERRORES, LA VIDA NOS DA LA OPORTUNIDAD DE CONVERTIR ESAS EXPERIENCIAS EN SABIDURÍA; PORQUE SOLO CUANDO NOS TOMAMOS EL TIEMPO PARA DISFRUTAR LA VIDA CON LA SABIDURÍA ESTAMOS LISTOS PARA AMAR. Irina.